miércoles, 21 de noviembre de 2007
Miércoles 21 de noviembre
Entre ayer y hoy vi Muerte de un matemático napolitano, un film ya bastante viejo (1992) de Mario Martone. Escuché o leí muchas cosas acerca de esta película, en general positivas. Y realmente es un gran film. Explora una Nápoles de los años 5o muy, muy sórdida, alejado de los estereotipos estúpidos del postneorrelismo. La película está hecha contra la Nápoles entrañable de Pan, amor y fantasía, contra la Nápoles de opereta de la RAI. Y es realmente una gran película, brumosa, melancólica, montaliana. Se centra en Renato, uno de los mayores matemáticos italianos del siglo, que, raramente, era nieto de Bakunin. La escena con su tía, la Sra. Bakunin, en un hospicio siniestro y, para peor, limpio y brillante, es antológica, así como el vagabundeo por las callejuelas de los Quartieri Spagnoli que pululan de mendigos, borrachos y hermafroditas. No olvidemos que Nápoles era, en el siglo XVIII, casi por definición la ciudad de los castrados.